Y lo único que podía hacer ella era asumir esas reglas como suyas, flotar sintiéndose parte de una descomunal broma cósmica, mientras era arrastrada por la corriente, braceando, intentando salir a la superficie, en lugar de agotarse con la pretensión de remontar o entender.
De esta manera había llegado a la conclusión que era inútil desesperarse o luchar para nada más que no fuera el momento concreto. El acto de inspiración y espiración, los sesenta y cinco latidos por minuto(el ritmo de su corazón siempre había sido lento y regular)pero la mantenía viva.
Era absurdo gastar energías en hechos contra las sombras, escupiendo al cielo, incomodando a un Dios ocupado en tareas más importantes.
La reina del sur- Arturo Perez Reverte.
Me limito a intentar flotar por encima de la corriente que intenta arrastrarme al fondo.
Mi ritmo cardíaco, a veces sobrepasa los limites recomendados(como una moto).
No pienso malgastar ni la más pequeña de mis energías, las necesito para mantenerme a flote.
Y Dios, si existe bastante tiene con los suyo.
1 comentario:
Calma molta calma..encara que costi
Publicar un comentario