jueves, 23 de septiembre de 2010

Salvese quien pueda


Y lo único que podía hacer ella era asumir esas reglas como suyas, flotar sintiéndose parte de una descomunal broma cósmica, mientras era arrastrada por la corriente, braceando, intentando salir a la superficie, en lugar de agotarse con la pretensión de remontar o entender.
De esta manera había llegado a la conclusión que era inútil desesperarse o luchar para nada más que no fuera el momento concreto. El acto de inspiración y espiración, los sesenta y cinco latidos por minuto(el ritmo de su corazón siempre había sido lento y regular)pero la mantenía viva.
Era absurdo gastar energías en hechos contra las sombras, escupiendo al cielo, incomodando a un Dios ocupado en tareas más importantes.

La reina del sur-  Arturo Perez Reverte.

Me limito a intentar flotar por encima de la corriente que intenta arrastrarme al fondo.
Mi ritmo cardíaco, a veces sobrepasa los limites recomendados(como una moto).
No pienso malgastar ni la más pequeña de mis energías, las necesito para mantenerme a flote.
Y Dios, si existe bastante tiene con los suyo.

1 comentario:

Garbí24 dijo...

Calma molta calma..encara que costi