CUENTAME UN CUENTO.

Eran aquellos días en que las casas quedaban abiertas cuando tu te ibas a dormir. Aquellos días, en que los niños jugábamos en la calle. Aquellos días en que para ver la television tenias que ir a casa del vecino . Aquellos días en los que los cines daban dos películas y el NO-DO. Aquellos días de pan con chocolate, de jugar al escondite, de saltar a la comba, de indios y vaqueros.

Pero no son los días los que anhelo, son los atardeceres, las noches cerradas, en las que casi a diario tenia una cita contigo. Tu no me buscabas, me dejabas hacer, corretear arriba y abajo de la calle. Y allí estabas tu sentada en tu silla, tomando el fresco, como se hacia en aquellos días.

Y yo corría a sentarme en el suelo, la espalda contra la pared, las piernas recogidas, casi tocando mi mentón, y te decía: Cuentame un cuento.

Y tu te convertías en la bruja mas mala, en el príncipe que galopaba en su corcel, en esa niña muerta de miedo perdida en el bosque, en esa madrastra malvada. Y me llevabas de paseo con tus palabras a lugares que ni tu ni yo vimos jamas con nuestros ojos, pero estábamos allí, luchando con dragones, mordiendo la manzana, despertando a la princesa.

Nunca me cansaba de que me contaras tus historias, sabia que mañana volverías a contármelas.

Pero un día te fuiste, pero no para mi, porque por la noche aun puedo oír , cansadas ya las palabras tus viejas historias. Por favor: cuentame otro cuento.